Un polvorín en la pinada de La Marina
Maleza, ramas secas y basura definen el paisaje de este espacio que, según los vecinos, ha ido a peor tras el proyecto fallido de regeneración y por la «dejadez» de las administraciones
Maleza, ramas secas, la huella de pinos que se talaron en su día sin que hubiera una repoblación posterior, y restos de basura y de vidrio que han ido depositando los más incívicos componen la postal que representa a día de hoy, entre Lunes de Mona y Lunes de Mona, la pinada de La Marina, que incluso se convierte por momentos en un polvorín. Una postal que los propios vecinos de la zona definen de lamentable. De un lado, aseguran, porque la actuación proyectada en 2019, lejos de mejorar este espacio, ha logrado todo lo contrario. De otro, afirman, porque el riesgo de incendio es «real» e «importante». Y lo peor, añaden, es la sensación de abandono que sienten por parte de las administraciones.
Regeneración
La regeneración de la pinada de La Marina ha sido una reivindicación histórica en los últimos lustros, hasta el extremo de que hubo un tiempo en el que hasta se colaba en los plenos municipales con mociones para todos los gustos. Así hasta que en 2019 la Conselleria de Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica impulsaba un proyecto para regenerar el ecosistema dunar que comprende Guardamar, Santa Pola y La Marina, declarado como Lugar de Importancia Comunitaria.
Muy afectado
Se argumentaba que este espacio era de los más afectadosen la autonomía por especies exóticas invasoras y que, además, había más de 11.000 pinos enfermos. Por ello, se dotó la actuación, con un plazo de 39 meses, con 1,3 millones de euros financiados con fondos Feder de la UE.
Pinos muertos
El objetivo era talar los pinos muertos, plantar ejemplares nuevos en los lugares en los que se haría la clara, eliminar flora exótica invasora como la uña de león o la pitera, y la instalación de captadores de arena de mimbre en las dunas para ir recuperando su estructura y, posteriormente, replantar la zona. Sin embargo, el pasado verano colectivos ecologistas y los propios vecinos de La Marina alertaban de que los trabajos de restauración de las dunas no sólo estaban paralizados, sino que no se habían plantado nuevos pinos y que, además, seguían semienterrados algunos plásticos que se extendieron al principio por los cordones dunares para contener las especies invasoras. Plásticos de los que aún hoy, alertan, quedan restos.
Hartazgo
Con estos puntos de partida, desde la Asociación Pinomar de La Marina, tanto su presidenta, Isabel Valentín, como el vocal de Medio Ambiente, Juan Oliver, no pueden esconder el hartazgo que sienten por la situación, sobre todo cuando por fin parecía que el estado de la pinada se iba a conseguir revertir. «No sabemos cuál es el problema, pero estamos muy cansados de que no nos hagan caso, sobre todo cuando la actuación se quedó a medias, y nunca se plantaron los pinos y tampoco las especies autóctonas», señala Isabel Valentín. En este sentido, añade que «hay mucha dejadez por parte de las administraciones respecto a la pinada, y nos sentimos en tierra de nadie, porque el Ayuntamiento lo que siempre nos dice es que no es competencia de ellos». Sobre todo porque, como señala, la imagen que ofrece este espacio tan querido para los marinenses y para los ilicitanos en general es penoso, con el riesgo añadido de incendios que presenta el lugar en estos momentos.
De mal en peor
«Hemos ido de mal en peor desde la actuación. Han quitado muchos pinos que estaban enfermos, pero también otros muchos que estaban sanos y no han plantado nada», comenta Juan Oliver. «La pinada está hecha un desastre, cuando antes los Lunes de Mona se llenaba, y teníamos la confianza de que el plan no hubiera acabado y en algún momento se retomara tras los retrasos que hubo, pero el Ayuntamiento de Elche nos ha dicho que la actuación ya está finalizada y que la pinada se va a quedar tal y como está», manifiesta, para, a continuación, reiterar que, «al final, lo que se ha hecho es tirar el dinero para estar mucho peor».
Más empeño
La conclusión de Oliver es tajante: «Mal por el Ayuntamiento porque no insiste en que esto se arregle, y mal por la Generalitat, por no poner los medios, cuando, además, no se ha terminado el proyecto. Estoy convencido de que si el Ayuntamiento se empeñara, la Generalitat lo haría».
Plan integral
La solución, para Oliver, pasa por un plan integral que incluya la limpieza del espacio, la repoblación con nuevos pinos, la implantación de un sistema de riego de emergencia en algunas áreas de la pinada, y la instalación de puntos de toma de agua y accesos delimitados en caso de incendio para los bomberos. Sin embargo, apostilla, «lo que hemos tenido es un plan que nos vendieron como una regeneración de la pinada y que va a suponer su desaparición, porque proteger la zona es cuidarla y que se conserve en condiciones».
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