Choque de bloques en el inicio de campaña en Alicante: de la gestión del bipartito a su falta de modelo

Barcala (PP) huye del cara a cara con su rival a la Alcaldía, Ana Barceló (PSOE), quien prefiere esbozar su ciudad de futuro a avivar el plebiscito contra el candidato a la reelección

Los cinco alcaldables que participaron en el debate, al que no acudió la aspirante de Vox

Los cinco alcaldables que participaron en el debate, al que no acudió la aspirante de Vox / PILAR CORTES

C. Pascual

C. Pascual

El primer debate de los alcaldables de Alicante no dejó grandes titulares, ni tampoco generó sorpresas que vayan a cambiar el devenir de una campaña que todavía está en fase embrionaria. Hubo más miedo a perder que ganas de dar un golpe de autoridad. Se notaba que era el primero, el que tradicionalmente organiza SER Alicante. Ya se verá qué sucede en apenas una semana, el próximo 24 de mayo, en el debate de INFORMACIÓN, a cuatro días de las urnas. Aunque, eso sí, la cita de ayer sirvió para hacer una primera foto fija en el camino al 28M. 

En esa instantánea, a modo de conclusión tras una hora y media de intervenciones donde apenas hubo momentos de discusión política por un formato siempre encorsetado y unos candidatos comedidos, se vio a un alcalde y candidato a la reelección, Luis Barcala (PP),con un objetivo claro: vender gestión frente a las críticas en bloque de la izquierda por la falta de modelo y la paralización que -coinciden- sufre Alicante. 

Para eso, en ese intento de poner en valor el trabajo del PP en el gobierno, Barcala no dudó, como ya hizo el día anterior en la presentación de su candidatura (ahí con más detalle, al no haber tiempos fijos), en relatar numerosas actuaciones, incluidos arreglos en aceras, uno de los «leitmotiv» de su campaña para intentar contrarrestar una de las principales preocupaciones de los alicantinos: la falta de mantenimiento. 

También presumió de plantar árboles, de remodelar plazas y de transformar el Centro Tradicional con la peatonalización de Constitución. No hubo autocrítica, ni de él ni de ningún otro aspirante. Barcala sí que tuvo tiempo para la crítica a la izquierda, en unos dardos que tuvieron un protagonista predominante: el extinto tripartito, ya que el alcalde y candidato a la reelección intentó avivar el temor ante la posible vuelta de ese «ruido» al Ayuntamiento. 

De lo que huyó Barcala, en una estrategia que se vio premeditada, fue del cara a cara con su verdadera rival por la Alcaldía: Ana Barceló, a quien atacó solo cuando ya no se podía defender, en el «minuto de oro» final, en el que pidió el voto de aquellos socialistas que ya «no reconocen» al partido, en alusión evidente a esos pactos a nivel nacional con formaciones como Bildu o ERC. 

Previamente, la socialista, que fue de más a menos, buscó el choque con Barcala durante el debate, aunque no lo consiguió. Tampoco parecía su principal objetivo, ya que se le vio más pendiente de vender promesas, en la mayoría de ocasiones aún diseñadas con trazo gordo, que en liderar el supuesto plebiscito en el que voces autorizadas sostienen que se han convertido las elecciones en Alicante: Barcala, sí o no.

El aspirante de Compromís da un paso adelante y lidera la crítica

El candidato popular eludió el choque con Barceló, pero sí que mandó un «palito» a Ciudadanos por intentar apropiarse de proyectos del bipartito (y eso que se vio más bien lo contrario), aunque él tampoco encontró respuesta. El alcaldable naranja, Adrián Santos Pérez, volvió a dejar pasar una oportunidad de confrontar con el alcalde, con quien ha mantenido una relación más que tensa durante este mandato (aunque de puertas adentro), y eso que pelean por un mismo espacio electoral y que apenas unas horas antes el candidato popular intentó «apuntillar» a un partido que lucha por sobrevivir, asegurando que apoyar en las urnas a Ciudadanos es «tirar el voto».

El naranja, más centrado en los proyectos de su área (Urbanismo), defendió el «generoso» trabajo de planificación, la «valentía» mostrada (lo que se interpretó como una crítica encubierta hacia un alcalde temeroso ante los grandes proyectos de transformación) y presumió cuando se escucharon alternativas de uso para las Harineras. «No estarían donde están [en pie] si no fuera por Ciudadanos», se reivindicó. 

Pese a su intento de contención, Barcala sí entró en cierta batalla dialéctica con Rafa Mas, el alcaldable de Compromís, que fue la sorpresa del debate al mostrar un perfil de candidato que no había exhibido hasta ahora, más acostumbrado a ejercer de agitador. «¿No le da vergüenza prometer lo mismo que hace cuatro años? No engañe», le espetó Mas, quien más allá de «vender su libro», como el resto de aspirantes, también tuvo cintura para rebatir de continuo a Barcala en asuntos como las aulas de estudio para los jóvenes o la existencia de planes estructurales sin presupuesto y capacidad para mandar mensajes directos, de los que calan: «Su tiempo se ha acabado».

El alcalde lanza un nuevo dardo a su compañero de gobierno, que no halla respuesta en un Ciudadanos que reivindica su "valentía"

En mensajes predeterminados el que más destacó fue el aspirante de Unidas por Alicante, Manolo Copé, que prefirió no arriesgar, tal vez por su inexperiencia en estas lides, y se dedicó a seguir su línea. Eso sí, en un momento no se resistió y respondió a Barcala: «Usted habla de crear una oficina contra la okupación y nosotros contra los desahucios».

Para quien no hubo alusiones fue para Vox, ausente del debate por la negativa a participar de su «número uno». Ni la izquierda habló de un escenario más que probable si Barcala sigue al frente del Ayuntamiento: la entrada de los ultras al gobierno.