Vecinos y comerciantes dudan sobre la moratoria de un mes sin sanciones en el Casco Antiguo

Los residentes reclaman más explicaciones sobre lo que ocurrirá en la zona con la entrada en virgo de la Zona de Bajas Emisiones y temen un "colapso" de tráfico que les impida trabajar con normalidad

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Pilar Cortés

Lydia Ferrándiz

Al límite. La confusión y el malestar crecen entre los vecinos y comerciantes del Casco Antiguo, ante la inminente entrada en vigor de la nueva ordenanza de Zona de Bajas Emisiones. La normativa traerá consigo una moratoria de un mesdurante la cual el Ayuntamiento no multará ni sancionará a aquellas personas que accedan sin permiso a la zona. Un anuncio que realizó el vicealcalde de Alicante, Manuel Villar, esta semana y que sorprendió a las personas que transitan la zona con normalidad, ya que la nueva ordenanza no trae cambios respecto a las normas que ya se encuentran en aplicación en el barrio, y que limitan la circulación a residentes autorizados y camiones de reparto.

Ante falta de información sobre cómo se gestionará esta medida, los afectados exigen explicaciones al Ayuntamiento: “No entendemos qué está pasando ni cómo nos afectará exactamente. Lo que tememos es que la situación se vuelva caótica”, afirma Javier Prieto, repartidor habitual en la zona. A pesar de que el vicealcalde de Alicante, Manuel Villar, asegurase que esta moratoria servirá para que los ciudadanos “se adapten a las nuevas restricciones”, quienes viven y trabajan en el Casco Antiguo temen que la medida provoque el caos. "Nos preocupa que, en lugar de facilitar el tráfico, termine colapsando la zona y complicando nuestra rutina diaria", señalan los vecinos.

Los repartidores, que necesitan acceder al Casco Antiguo para realizar su trabajo, son algunos de los más afectados por esta medida. Carlos García, repartido en el Casco Antiguo, comparte su preocupación: "Ahora llego, aparco y no tengo problema, pero si esto se llena de coches será un desastre. No entiendo por qué quieren hacer esto", explica.

El temor a que el tráfico aumente de manera descontrolada es una constante entre los trabajadores de la zona. Juan González, también repartidor, enfatiza que la situación actual ya es difícil, y que la entrada de más vehículos podría complicar las labores diarias. "Solo hace falta ver cómo se ponen las zonas de carga y descarga por la mañana para entender que no tiene sentido permitir la entrada a todo el mundo. Si ahora ya solo entran los autorizados y está el caos, imagínate si entran más coches", afirma.

Más control

Los propietarios de negocios también se han mostrado escépticos sobre los efectos de la moratoria en sus establecimientos. Laura García, propietaria de una tienda de tatuajes, teme que el aumento de coches pueda afectar a su clientela. "Se montarían muchos atascos. Yo trabajo en esta zona y vengo en coche, aparco fuera y subo en patinete, pero si empiezan a entrar más furgonetas y coches, sería un caos", lamenta. Sin embargo, reconoce que se adaptarían al cambio si fuese necesario: "somos pacientes", subraya.

Por su parte, Darío Vilana, que trabaja en un estudio de arquitectura, considera que el Ayuntamiento debería centrarse en preservar el Casco Antiguo en lugar de facilitar la entrada masiva de vehículos. "Todo el barrio hay que intentar preservarlo, cuidarlo y mimarlo mucho. Cualquier política que favorezca lo contrario y provoque un tráfico desmedido empeorará la situación", explica.

Otro comerciante, Pablo, dueño de un restaurante, apoya la idea de limitar el acceso a la zona, argumentando que en las principales ciudades de Europa también se restringe la circulación en áreas similares. "Aquí lo único que deberían hacer es dejar entrar a los vecinos autorizados y repartidores. A los que reparten, darles un tiempo para entrar y luego que se vayan. Cada vez hay más coches parados. Si un día se incendia una casa, no sé por dónde pasarían los bomberos", señala.

Vecinos divididos

Entre los residentes del Casco Antiguo, las opiniones están divididas. Algunos, como Carmelo Cambiador, consideran que la medida es innecesaria y que solo creará más problemas. "Hasta ahora hay que registrarse, y eso lo veo bien. No entiendo por qué cambian algo que ya está funcionando", comenta Cambiador quien señala que: "No está muy claro, y creo que tendrían que explicarlo mejor a los vecinos".

Por otro lado, Alfredo Ortiz, otro residente de la zona, tiene una visión más positiva sobre la medida. "A mí lo que me interesa es que el barrio tenga movimiento, y cuanto más coches entren, mejor. No me parece mal que entren, sí que podría generar más atascos, pero sabemos como evitarlos", opina Ortiz.

Sandra Zuleta, vecina de la zona, teme que el aumento del tráfico rompa con el encanto del Casco Antiguo. "Las calles son muy pequeñas, y ya circulan muchas furgonetas. Puede ser mucho más incómodo para los vecinos y molestar a los negocios y hoteles", señala.

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Otros residentes, como Pedro Duque, opinan que la situación no cambiará demasiado con la moratoria, dado que el problema ya existe. "Con las restricciones que tenemos ahora, entran coches igual, sobre todo los de alquiler. No creo que lo vayamos a notar más de lo que lo notamos ahora", comenta. Mientras que Jesús Santana, otro vecino, ve con buenos ojos la moratoria: "Cuando los parkings estén llenos, la gente evitará entrar. A mí me parece incluso mejor".

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