El recorte de agua en el Tajo-Segura, con el aumento del caudal ecológico y la modificación de las reglas de explotación, amenaza un volumen de negocio de mil millones de euros, que es la aportación de la agricultura del trasvase al PIB de la provincia, según un estudio del Sindicato de Regantes del Tajo-Segura. El PIB alicantino alcanza los 35.000 millones de euros, de los que un 4% (1.400 millones) corresponden a la agricultura. Si le restaran mil millones, el aporte se reduciría un 2,8% sobre ese 4%.

Sesenta mil hectáreas de regadío distribuidas entre las comarcas de la Vega Baja, Baix Vinalopó y l´Alacantí, cuyos productos, hortalizas y cítricos, tienen una gran aceptación en Europa, y han contribuido, por ejemplo, este año, a evitar desabastecimientos durante las semanas más duras del confinamiento, según recordó ayer Antonio Rico, director del Instituto de Geografía de la Universidad de Alicante. Rico subrayó, además, «el beneficio de la agua de Tajo en otras industrias como la agroalimentaria». Una hectárea cultivada mantiene un empleo agrícola.

El informe de la consultora PriceWaterhouse asegura, por otro lado, que por primera vez este año el sector agrícola dependiente del agua del Tajo va a superar los 3.000 millones de euros de volumen de negocio en Alicante, Murcia y Almería, del que el 33%, aproximadamente, se genera en la provincia gracias al aumento de la demanda en toda Europa por el covid. El estudio constata que el agua del Tajo mantiene 106.566 puestos de trabajo, un 5,8% de la población activa de Alicante y Murcia.

Los regantes insisten, por otro lado, en que el agua desalada no puede ser alternativa por el alto coste energético, que supone entre un 5% y un 25% del coste total de la producción, al margen del contenido en boro del agua desalada y el sobrecoste de llevar el caudal a zonas agrícolas alejadas de la costa.

Las conclusiones de este nuevo estudio, con el que los agricultores tratan de convencer al Gobierno de que de marcha atrás en su intención de modificar las condiciones del trasvase, ratifican la importancia del agua del Tajo para los agricultores alicantinos, y para el mantenimiento de la agricultura nacional, un sector estratégico por su elevada competitividad internacional y por su capacidad para equilibrar la economía en tiempos de recesión.

La aportación de la actividad que depende directamente del trasvase ha superado por primera vez la barrera de los 3.000 millones de euros, situándose en 3.013 millones. «Además, la dinamización económica derivada contribuye a la generación de empleo no solo en el cultivo de la tierra, sino también en el sector de la comercialización y transformación de los productos agrícolas», destaca Lucas Jiménez, presidente del Sindicato del Acueducto Tajo-Segura. El análisis indica que su impacto es superior a la contribución de sectores al VAB (valor añadido del conjunto de productores de un área económica), como el transporte aéreo o las industrias extractivas, y es casi el doble de la aportación de la pesca y la acuicultura y equivale a más de tres veces la contribución de la silvicultura y explotación forestal, según el Sindicato Central de Regantes. El informe advierte, por otro lado, de que la utilización del agua desalinizada no se puede considerar una alternativa exclusiva para satisfacer el total de la demanda.

EL 71% DE LAS HORTALIZAS DE LA CUENCA DEL SEGURA SE EXPORTAN


La cuenca del Segura representa la base de un sector que tiene en España más peso que la media de la UE (2,9% frente a 1,6%) y que tiene un saldo positivo comercial. En 2019, las exportaciones agrícolas supusieron el 6,4% de las exportaciones españolas y contribuyeron a reducir el déficit comercial estructural en más de un 17%. En concreto, las tres provincias que utilizan el trasvase realizan el 71% de las exportaciones nacionales de hortalizas y el 25% de frutas.

«Los datos confirman que el trasvase es clave y contribuye a que tengamos un sector moderno y tecnificado, a la vanguardia en Europa, y el desarrollo de otras actividades económicas asociadas», recuerda Jiménez.