La UA lanza un protocolo para atajar de raíz casos de bullying entre docentes

La normativa promueve la formación para identificar el hostigamiento y saber actuar frente al conflicto. El Rectorado quiere prevenir riesgos psicosociales que implican estrés en los trabajadores

La UA lanza un protocolo contra el hostigamiento en el trabajo del docente o del administrativo

La UA lanza un protocolo contra el hostigamiento en el trabajo del docente o del administrativo / Pilar Cortes

Victoria Bueno

Victoria Bueno

La Universidad de Alicante ha aprobado un protocolo para la prevención de los riesgos psicosociales en el ámbito laboral que actualiza las normativas sobre el bullying con el objetivo de que cualquier docente o administrativo sepa detectar una situación de hostigamiento a un compañero así como actuar para que no vaya a más.

El director del Secretariado de Universidad Saludable, José Ramón Martínez Riera, subraya que se ha revisado y adaptado a la realidad actual la normativa existente “para dotarle de una perspectiva menos punitiva y que sea realmente promotora de la salud, para evitar que se produzcan situaciones conflictivas y poder intervenir cuando suceda”.

La UA se ha propuesto evitar conflictos interpersonales entre docentes para que no afecte a la salud

La UA se ha propuesto evitar conflictos interpersonales entre docentes para que no afecte a la salud / Miguel Angel Montesinos

El protocolo persigue los casos de intimidación, de represalias u hostigamiento con el objetivo de prevenir posibles riesgos psicosociales en la salud del profesorado, investigadores y administrativos, todo el personal laboral del campus, y evitar que se puedan sentir alterados en su desarrollo personal o profesional.

Mediadores

“Se trata de mediar en posibles conflictos para resolver cuanto antes estas situaciones y que no vayan a mayores o generen más conflicto”, abunda el responsable del secretariado.

La nueva normativa, de hecho, acorta singularmente los plazos, de modo que antes de tres días, una vez recibida la pertinente reclamación que se puede enviar por mail, desde los servicios de Prevención se debe iniciar la valoración de la situación por si hay que intervenir y abrir una investigación.

Con el propósito de hacerlo todo más amable, y buscando más la concienciación que el castigo, se han creado las figuras de los mediadores y los observadores a quienes también se fija un plazo de quince días para resolver llegando de forma prioritaria a acuerdos siempre que no se trate de acciones delictivos, en cuyo caso deberá hacerse llegar a la propia rectora. “Hay que identificarlo cuanto antes para actuar”, asevera el profesor, especialista a su vez en Enfermería Comunitaria.

Se formará en todos los departamentos para detectar posibles conflictos laborales

Se formará en todos los departamentos para detectar posibles conflictos laborales / PILAR CORTES

Acortar los plazos busca además evitar las inevitables situaciones de estrés añadido o ansiedad que provocan los casos de todo tipo de bullying o acoso, aunque la propia normativa contempla de forma expedita que el acoso sexual está excluido de este protocolo y sigue otras vías de actuación.

Formación

Asegura Martínez Riera que el protocolo no nace a consecuencias de un aumento de situaciones de acoso y conflicto interpersonal, sino que en realidad se persigue “promover” de forma activa la salud laboral en el campus, para generar una concienciación general de toda la comunidad universitaria en el contexto de las relaciones laborales.

La formación, por esto mismo, tiene a su vez un papel fundamental. Se propugna una fase de formación general para sensibilizar sobre posibles problemas de relación laboral, y otra más específica para que se sepan identificar los elementos de alarma ante un proceso de riesgo psicosocial, intervenir una vez detectado el caso y afrontar el conflicto.

Todos los equipos directivos y responsables de departamentos recibirán esta formación para a su vez trasmitirla en su entorno y llevarla a la práctica.

Un control desmedido inapropiado del rendimiento, el menosprecio a la labor o fijar tareas inalcanzables, ataques persistentes al rendimiento profesional, o medidas que aíslen y propugnen el vacío en el ejercicio de las funciones, son todas ellas situaciones que contempla el protocolo como acoso e intimidación.